Valentin Bulgakov

Valentín Bulgakov fue el último secretario privado del novelista ruso León Tolstói. En la película La Última Estación se muestra como una persona apasionada, leal y defensora de lo justo. Por este motivo, vemos cómo, además de dedicar su tiempo a atender a Tolstói, hombre para el cual trabaja, se muestra partidario a ayudar a su mujer Sofía, que se encontraba desamparada y necesitada de apoyo ante la decisión de su marido de donar todas sus obras al dominio público. Por este motivo, intenta suicidarse, pero es Valentín quién consigue evitarlo.

De este modo, se implica en ambos asuntos sin tener que elegir a ninguno de los miembros de la pareja, ya que el enemigo no se encontraba entre ellos. El verdadero enemigo era Vladimir Grigorevich, persona a la que Tolstói consideraba su amigo. Este intentaba, en cualquiera de los casos, determinar las acciones de Tolstói para sacar beneficio y salirse con la suya. De esta forma, Valentín solo hacía lo que creía correcto: apoyar a Sofía, que pretendía abrirle los ojos al escritor y ayudar al mismo en todo lo que necesitaba. Se dejaba llevar por su corazón, pero sin perder en ningún momento la cabeza, puesto que siempre se mostró razonable y responsable en sus actos y decisiones.

Asimismo, vemos cómo, aunque es respetuoso con los demás y un tanto tímido, poco a poco se va desenvolviendo. Actúa con valentía enfrentándose contra aquellos que intentan impedirle hacer lo correcto, los mismos que incitan a Tolstói a donar sus obras. Por esta razón, es una persona muy valorada por el novelista, el cual le confía sus tareas y transmite sus pensamientos.

Valentín Bulgakov es quién se encarga de escribir la historia ocurrida en su último año de vida y quién dedica parte de la suya al servicio de Tolstói, así como al movimiento que surge de los ideales del novelista y al museo Yásnaia Poliana, entre otros. Esto nos permite observar su dedicación y esfuerzo a la hora de desempeñar aquello que le apasionaba. Una persona ejemplar, no del todo destacable, pero que sin embargo, es más que relevante en los últimos años del novelista y de su esposa.